Archivo 26/04/12
Hoy , que amanezco luego de una
noche, noche en que tenías una presentación en Help, que escribiste mi nombre
en un mural con tinta roja y corazones alrededor del mismo pero sobre todo
fuiste mi compañero. Como aquella vez hace algunos meses atrás.
Me enteraba que a mi mamá le
encontraron un tumor junto a la columna vertebral a los pocos días de que nos
enteráramos todos que mi papá tenía cáncer de próstata. Quisiera sentir o
evocar si quiera aquel comercial en que sale un señor del consultorio todo fresh
y le dice a su esposa: ”No es nada, tengo cáncer” y luego la esposa suspira de
alivio. No sé que tenía en la cabeza el que hizo ese comercial, estaba llena de
utopía seguro.
Asimismo había acompañado a mi
prima a buscar departamento y lo encontramos en un 2x3. Lo difícil fue
animarnos a tocar la puerta porque por afuera no era muy bonito. Felizmente yo
estaba un poco apurada así la animé para que entremos, pues que no iba a salir
de mi casa por gusto, no? Me contó en el camino como era que decidieron venirse
a vivir a Lima de un momento a otro, básicamente era porque su esposo habría
logrado ir en busca de su sueño. Dejó la carrera de medicina para ser cantante
de ópera, loco no? En el fondo me dio un poco de envidia, no por la ópera sino
por ir tras los sueños.
Luego tomé el camino de regreso a
casa, caminaba por las calles y de pronto sentía que donde vivía no era mi
casa. Me sentí algo así como adoptada o una criada, viviendo con una mujer
mayor que limpia frenéticamente todo utensilio que usa, toca o mira. Recordaba
cuando hacía unos años atrás estaría a esas horas retornando a casa de la
Universidad, llegaría, mis perritos me saldrían al encuentro, encontraría a mis
papás y hermanos reunidos en la mesa para cenar. Subiría y tendría mi cuarto
con ohhhh televisión y esa colcha rosada de florecitas que me hacía sentir la
princesa de la casa. Luego todo eso se desvanecía como ese cuento de la
vendedora de fósforos que veía y sentía recuerdos bonitos al prender un fosforo
pero desaparecían al consumirse éste.
Cuando alguien hablaba de “Buena
Suerte” yo me daba siempre por super aludida, “A mi siempre me va bien” suelo repetir. De
pronto me había preguntado por que ahora me iba mal? Por unos instantes sentí
que nada tenía sentido. Que estaba en el camino equivocado. Y si esto no es
para mi? Y si mi lugar ya lo tuve y no lo vi? Sentí un vacío enorme, me sentí
en el aire, me sentí perdida.
Yo sé que todos tienen momentos
alegres, momentos tristes, momentos difíciles. Pero yo no distribuiré mi pesar
en todos ni todos aliviarán mi sentir. Cada quien tiene un camino que recorrer,
decisiones que tomar, retos por vencer, a veces tan solo vencerse a sí mismo. Es
como una carrera con obstáculos, que haces? Te detienes? Te chocas? Te caes?
Saltas? Los tumbas? Que haces? Que haces?!
Mientras hablaba contigo al borde de la piscina del edificio, veía
el agua recordé algo: Y es que en el pasado no ha habido momento alguno que haya sido realmente para mal. Así sea alegre o triste, al final siempre fue para bien. Solo era
cuestión de tiempo para que pueda darme cuenta, la cosa era mantenerse de pie,
atenta para ver como los obstáculos desaparecen o para saltarlos cuando lleguen
a mi. Realmente me va mal o es solo una etapa? Solo cuestión de tiempo? Luego recordé
que puede que alrededor todo gire y se retuerza, se deshaga y se rompa, se
queme o desaparezca sin que pueda
evitarlo pero que hay algo que sí puedo controlar, y eso es mi voluntad.
Al dia sgte amanecí con deseos de
afianzarme en el suelo y a la vez elevarme hacia el cielo y el sol, nutrirme,
crecer y expandirme; como un gran árbol lleno de vida. Sentí un deseo de
fotografiar mi tronco. No sé por qué tuve este instinto.
“Alégrate, te está puliendo”
Es uno de los enunciados que tenía en mi cuarto, una de las frases que en silencio
se me presentaba cuando tenía dificultades cuando era mas chiquita. Quizás
ahora me toque enfrentar tormentas, huracanes o derrumbes pero no me voy a
dejar vencer. Ni por amenazas externas ni temores internos. Estas tempestades
nos hacen recordar que estamos vivos, nos unen más, nos enseñan cosas, nos hacen
crecer. Aun si me quedo sin hojas podré siempre volver a empezar, siempre habrá
un mañana. Y si no lo hubiera entonces ya no tendré por qué preocuparme.
Finalmente comprendí que yo tb
dejé mi ciudad en busca de mi sueño, estoy realizando la especialidad que
siempre quise, estoy viviendo el amor que siempre desee vivir, tengo edad,
intelecto y capacidad suficientes para cuidar a mis papás cuando más nos
necesitan, mi roomate tiene como inquilina a la única persona capaz de
comprenderla y soportarla, hay pacientes que no hubiera conocido o ayudado de
no haber estado aquí, nunca hubiera probado el yoga, no hubiera estado aquí
para darle impulso a mi prima recién casada a encontrar departamento, no
hubiera sentido y compartido tantas veces la mano de Dios guiándome,
cuidándome, dándome cariño durante la neblina o la tormenta.
No quiero olvidar esto, por eso
lo escribo. Y lo comparto contigo porque quiero q tu también lo recuerdes y me
lo recuerdes si es que lo olvido. El miedo paraliza y básicamente es porque no
nos deja pensar claramente y recordar estas cosas. Asimismo lo comparto porque
esta también soy yo.
Ya hoy, 25/4, recordé q no había
acabado este mail porque no sabía como hacerlo. Finalmente hoy se me dio por
averiguar de los chakras. Descubrí que el tercer chakra corresponde al plexo
solar y se encuentra ubicado justo ahí, entre el ombligo y el inicio del
esternón. Este es el chakra de la voluntad, la fuerza interior, que irradia
sensación de control hacia el resto del cuerpo. Ahora entiendo el por qué de
esta foto q no la tomé yo sino mi subconciente quizás para hacerme recordar que
la fuerza y las respuestas están dentro de mi, en mi core, en mi nucleo. Aquella parte de mi que las cosas externas no atacan sino que la alimentan. Que aun si me ponen de cabeza y
todos mis segmentos se muevan, así como el esquema ese de da Vinci, mi tronco
permanece constante.
Yo voy a ser constante, ya no porque tenga que serlo sino
porque he decidido serlo. Pero sobre todo, porque confío que Dios me dará la
fuerza que necesito, como siempre lo ha hecho. No lo voy a olvidar.
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