Imagínate en aquella situación en la que te hayas visto en aprietos, la primera
que se te venga a la mente. Ok, quédate ahí.
Habrás leído u oído alguna vez la sgte pregunta: Y... el vaso está medio
lleno o está medio vacío? Elabora. Generalmente los que dicen "medio
lleno" son etiquetados de optimistas y sacan pecho. Aquellos que dicen
"medio vacío" son tildados de pesimistas y reciben la mirada juiciosa
del interlocutor.
Yo preguntaría: Estamos hablando de una foto o un video?
Todo en la vida es una sucesión de momentos. Ayer medías 1.05m hoy mides 1.85m;
antes no sabías mandarín ahora tampoco pero igual no importa. Sin embargo, qué
sucede cuando afrontamos momentos (según nosotros) cruciales?
El estrés que conlleva estar en una etapa de transición puede muchas
veces influir para que perdamos de vista el horizonte, a los demás y lo que es
peor, a nosotros mismos. Sólo pensamos en la carga que llevamos y en lograr
ganar. Es como estar sobre la cuerda floja sosteniendo una caja de membrillos
que te tapan la visión. Quizás venderías tu alma al diablo si pudiera soplarte
cuantos pasos te faltan, que te de una jaladita o simplemente acabe por poner
el otro extremo a tus pies. Quizás empujarías a quien esté al frente tuyo para
que te permita llegar más rápido o por último, te le subes para que te lleve en
andas.
Lo mismo sucede en la vida real. Muchas veces durante la carrera nos
damos cuenta que nuestro vaso está recién medio lleno o que aún está medio
vacío, entonces
tendemos a querer tenerlo lleno; cueste lo que cueste. Olvidamos el valor de nuestro vaso, olvidamos lo que ya hemos llenado, olvidamos a quienes tenemos al
frente (al costado y por debajo también), tenemos el vacío tan metido en los
ojos que pensamos que de pronto somos los únicos en el mundo. Qué importan los
demás?
Una vez más pregunto: Estamos viendo sólo un cuadro o toda la secuencia?
En
momentos difíciles o cruciales, es preciso recordar que es sólo un cuadro de la
película, una escena. Si nos mantenemos andando podremos ver que más allá hay más
tiempo, más oportunidades, aún hay esperanza. El vaso se seguirá llenando,
quizás se siga vaciando, quizás vengan nuevas aguas, quizás se rompa el vaso; pero
igual no hay que detenerse y sobre todo no hay que perder la fe. Son justo
aquellos momentos de desesperación y falta de fe en el mañana y en uno mismo,
los que aprovecha el mal para tentarnos de acortar camino, pisotear, no
respetar a los demás y a nosotros mismos.
Cuando te
encuentres en una situación “Vaso medio lleno/vacío” piensa: “Es sólo un cuadro
de la película” y sigue andando. No seas víctima, no te vuelvas villano, sólo sigue andando.
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