Hoy no tengo cabeza para escribir. No sé en que momento empecé a acumular la publicación de los posts y eso me estaba poniendo algo tensa.
Es curioso, entonces solo decidí sentarme y empiezo a escribir conforme voy pensando. No tengo ninguna intención, ahora no tengo ningún mensaje. No quiero nada. Sólo pienso en este momento y entonces viene a mi aquella sensación cuando iba a la piscina del club en verano, más que nadar me gustaba flotar de espaldas en el agua, sentir que mis brazos se elevan, que mis piernas no tienen que caminar, que mis oidos ya no escuchan el exterior sino solamente el ruido/silencio del agua. Era como si de pronto el momento se detuviese.
Quisiera recordar qué pensaba en esos momentos, pero lo único que viene a mi mente es eso: flotar y apreciar la disposición de mi cuerpo en el agua. Nada más.
Qué diferente es ahora! A veces me encuentro una sesión de masajes, pensando en qué haré mas tarde. Ni qué decir, y creo que no soy la única, hasta durante el sexo a veces no paro la maquinita mental: "Tiki tiki tienes que ir a la lavandería... tiki tiki ohhh qué rico...tiki tiki a qué hora quedé con mi amiga? Tiki tiki..." Es como si una parara metida en sus pensamientos y no en el momento presente.
Finalmente, qué es lo que nos pone tensos? La situación o los deberes en si, o acaso nuestro deseo de sobresalir, cumplir, de no querer fallar? Es bueno poner pausa y distinguir esa sutil pero vital diferencia, en verdad que sí. En momentos de tensión, no creo que sea conveniente forzarse a mantener la calma o aclarar la mente, relajarse no debe ser una tarea más en la To-Do list.
Personalmente considero que son buenos los momentos y hasta etapas de vacío o de inercia. No tener todo bajo control, dejar que cada cosa tenga y caiga en su momento. Este dragón es casi tan engañoso como el de La Justicia, porque la gente nos ha hecho pensar, nos ha enseñado que nos pertenece. Que es irresponsable no tenerlo, que el éxito y la felicidad dependen del grado en que controles las cosas, como si tuviéramos que estar haciendo telequinesia todo el tiempo!
No existe tal cosa! No se puede tener las cosas bajo control, se puede actuar y proceder en base a lo aprendido, recomendado y deseado; pero finalmente los resultados son de Dios o el azar, según sea tu creencia. La mayoría de las veces las cosas saldrán acorde a "lo planeado", pero otras tantas pasarán cosas que no tenían por qué pasar. Sin embargo una u otra serán para bien, por igual. Buscar tener todo bajo control perfecto y reluciente, solo hará que nos sintamos exhaustos y agobiados. Y si todo sale acorde a lo planeado, exactamente, entonces tenemos un nuevo motivo para martirizarnos hasta que llegue el día en que sí falle; entonces ahí nos martirizamos al cuadrado. Una cosa es actuar bien, la otra es querer controlar todo.
No existe tal cosa! No se puede tener las cosas bajo control, se puede actuar y proceder en base a lo aprendido, recomendado y deseado; pero finalmente los resultados son de Dios o el azar, según sea tu creencia. La mayoría de las veces las cosas saldrán acorde a "lo planeado", pero otras tantas pasarán cosas que no tenían por qué pasar. Sin embargo una u otra serán para bien, por igual. Buscar tener todo bajo control perfecto y reluciente, solo hará que nos sintamos exhaustos y agobiados. Y si todo sale acorde a lo planeado, exactamente, entonces tenemos un nuevo motivo para martirizarnos hasta que llegue el día en que sí falle; entonces ahí nos martirizamos al cuadrado. Una cosa es actuar bien, la otra es querer controlar todo.
Te digo, en mi experiencia agradezco las veces decisivas en que las cosas no salieron como las planeé. Choca al comienzo, pero cuando me di la molestia de desempañar el vidrio, ahí vino el agradecimiento. Los momentos de transición también son buenos porque nos permiten replantear las cosas, afirmar la voluntad o descubrir nuevos horizontes. Lo que vuelve finalmente "malo" a un periodo de transición, es negarnos a aceptarlo, a aprender o a verle el aspecto enriquecedor.
Es hacer que dos personas distintas caminen frente a un terreno baldío. Uno dirá: "Vaya, aquí no hay nada que ver". Y el otro diría "Wow, cuántos árboles entran acá". Y el terreno es el mismo.
Entonces, el Dragón del Control es un dragón que tiene dos aspectos y dos formas de verse. Una es tomarlo como alguien que nos estresa, nos quita el sueño y el disfrute del presente. Y la otra es darse cuenta que una vez que lo soltamos, nos despliega un telón inmenso que nos permite acomodarnos el traje, tomar agua, revisar o corregir el libreto, verificar las luces y finalmente seguir con el show.
Cada que empiezo a sentirme abrumada por las responsabilidades, tareas, encomiendas, compromisos o lavanderías; suelto al Dragón del Control y simplemente me vuelvo una falla, una aburrida, una todo lo que quieran decir u opinar los demás; pero yo estoy tranquila, estoy respirando, estoy en mi backstage. Estoy girando las velas.
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