jueves, 7 de abril de 2011

Mi camino con los hombres en la vida real inicia con un pasaje incompleto

Aun recuerdo aquella tarde. La tarde en que me conoció mi primer amor. 

Era verano y tenía yo 13 años. Ya había desarrollado mis caracteres sexuales, osea ya tenía "cuerpo de señorita", pero yo aun pensaba como niña. Mis papás tenían la costumbre de meterme a todo un programa de vacaciones útiles (academias de verano) y me armaban un esquema de tal forma que en verano tenía ocupada toda mi mañana con natación, atletismo, dibujo, corte y confección y repostería. Justo ese año me había inscrito a cómputo por las tardes. Resulta que no tenía internet en casa (quién tenia? estamos hablando del 98) y lo que me interesaba de esa clase era justo que te enseñaban a usar internet. Aprendí a buscar información en internet (el buscador estrella era Altavista y mi hot topic era Camilo Sesto) y chatear (mirc32, era mi octava maravilla). 


Ese día estaba vistiendo una minifalda de jean, una camisa de jean con bordados de florecitas en el pecho, zapatillas blancas y media cola en el cabello. Aun no usaba lentes en ese entonces. 


Así NO me veía

Un poco más así...
  

Las clases eran en el club de mi ciudad y este quedaba lejos de mi casa. Salí de clases como de costumbre, a las 3pm y me fui al paradero a tomar mi transporte público (combi como se dice en mi país). Mi papá me solía dar dinero exacto para mi pasaje, debe ser por eso que en ese entonces era tan delgada. Eso y las horas de ejercicio que hacía por hacer útiles mis vacaciones. 

Resulta que habían habido 2 rutas diferentes para la misma linea de carros que yo solía tomar. Solo que yo no lo sabía, hasta que aprendí echando a perder. 


La combi hizo el recorrido normal hasta cierto punto y cuando ya no faltaba mucho para llegar a mi destino, se desvió. Yo pensé que luego de unas cuadras volvería a su rumbo pero nada. Siguió alejandose hasta llegar al terminal terrestre, que para mi era el equivalente a estar en las afueras de la ciudad. No llegamos ahi sin antes pasar por los coloridos barrios donde abundan vendedores ambulantes de contrabando o señores ladrones comercializando mercancía robada.




En mi ciudad natal no se veía así pero ya tienen una idea


Yo, con mi camisita de florecitas y mis zapatitos blancos, estaba que me moría de miedo y no sabia si bajarme, tirarme por la ventana o esperar a que me lleven a otro sitio mejor. Mientras me decidía, la combi finalmente salió de ahi y volvió a entrar a "la ciudad". 

Llegamos a una zona mas o menos conocida para mi y pero aun estaba lejos de casa. En eso el cobrador me dijo que me cobraría nuevo pasaje porque ya me había dado toda la vuelta de la ruta. Me dijo eso y luego me guiñó el ojo. No sé que fue peor, el desencajado flirteo del cobrador o el hecho de que no tenía más dinero. Felizmente se olvidó de cobrarme al fin y al cabo. 

Me bajé del carro y empecé a caminar. Desde ahí veía el estadio que quedaba cerca de mi casa y me dirigí hacia él.  


En el camino recibía piropos, cosa que no me había pasado antes. En verdad no había salido hasta ese entonces sola y ahí caí en la cuenta de que no tenía idea de cómo era yo físicamente. En realidad no lo tuve hasta mucho tiempo después. Ahora pienso: 

Si hubiera sido más consciente de mi belleza como persona y mujer, no me hubieran pasado muchas de las cosas que me pasaron en los años siguientes.  

Caminé y caminé, ya estaba empezando a oscurecer pero justo ya logré llegar a mi barrio. Normalmente mi ruta del paradero donde me bajaba para regresar a mi casa, quedaba en el norte; pero ahora q me había bajado en otro sitio, venía por el sur. Osea que no era una ruta común para mí. En ese lado del barrio habían parques con canchas de futbol y habían jovenes montando bicicleta y jugando futbol. Siempre pensé que todas esas personas eran muy grandes para mí y por eso no solía verlos como posibles amigos. Creo que por eso casi nunca iba por esos sitios. Al parque al que yo iba era "mi parque", un parque que quedaba en el lado opuesto de mi casa, en la misma cuadra, que era más "de mi edad": tenía un puentecito y donde yo solía montar bici, trepar árboles, rodar por el pasto y tenía además canchas de frontón sonde podía jugar a "mata gente" o "los siete pecados" con esas pelotas grandes de plástico perfumadas que daban bote alto.  

Ya cansada y contrariada por todo lo que me había pasado, aceleré el paso para llegar antes que anochezca. Cuando llegué a "mi parque" me sentí aliviada de estar a una cuadra de casa. Avancé y al llegar a casa me di cuenta de que no había nadie. Mis papás no se enterarían de que llegué tarde ese día y yo me sentí agradecida de que no me pasó nada malo ese día. Bueno, al menos algo que no se haya podido solucionar.

Y donde esta mi primer amor?? 
Pues, sentado en una banca de "mi parque", mirándome pasar.