sábado, 6 de diciembre de 2014

12 Gemas - Epílogo

De pronto se abrió el espacio y el tiempo y aparecieron los rayos de luz. Eran casi como los recordaba: brillantes, intensos. Esta vez predomiando el tono azul verdoso. 

El humo bloqueaba la visión hasta que pude verlo agitando el incienso en uno de esos recipientes de estilo muy antiguo, como en las iglesias. Conforme daba pasos hacia mi, la luz se iba haciendo más fuerte que las tinieblas. Así hasta que pude ver su rostro. 

- Aquí estoy - me dijo. 

No supe que decir, sólo atiné a mirarlo. Era esa mirada, la misma mirada cristalina y de color azul que me viene acompañando desde hace un tiempo ya. Al menos desde que pude ser conciente de ello. 

Sostuvimos la mirada y entonces extendió la mano y me dió una pluma.

- Escucha y escribe. Vuelve a tu posición verdadera más, has de saber que una vez que lo hagas, no habrá marcha atrás. 

Mi corazón entristeció en medio de un suave brote de júbilo. 
Entendía de qué se trataba toda esta búsqueda, sabía que mi corazón lo anhelaba, sabía que lo estuve buscando todo este tiempo. Desde los momentos incómodos de la niña torpe y tímida, desde la adolescente impulsiva, la joven dudosa, la mujer intensa y fluctuantecomo la Luna. Ahora era una mujer con fe en su Propósito. Más no en su capacidad ni voluntad de asumirlo.

Muchas veces uno busca su felicidad hasta encontrarla. Entonces te das cuenta de que es sumamente grande, inmensa y luminosa. No se trata de merecerla o de obtenerla, sino de estar listo para recibirla. 

Entonces, no respondí, tomé la pluma y la hundí en el mar. 
Decidí darle la espalda y abrazar mi vida como la conocía.
No entendí por qué se quedaron tranquilos (El y La Pluma) mientras me alejaba. Ahora entiendo que siempre supieron que en algún bendito o maldito momento volvería por ellos. 

O ellos me arrastrarían a hacerlo.




Terminado 10/9/15