04/09/2015
Estoy en las Lomas, una playa que queda en la puntita norte de la Región de Arequipa. Vine a esta playa en el 2002, cuando acababa el colegio y estaba por empezar la universidad. Estaba en un lindo momento de mi vida; ahora que lo pienso, todo estaba en orden y yo no era consciente de eso. Quizás sea porque no pensaba en el futuro (tanto).
Uno de los fines de este viaje es entrenar el desprendimiento y el vacío, entonces no se me ocurrió mejor lugar para visitar que éste. En aquellos tiempos recuerdo que sólo había electricidad hasta cierta hora, el agua la traía un bus cisterna para que llenemos unos tanques y bidones, no había un mercado sino que se compraban víveres de un camioncito que venía 3 veces a la semana. Me pareció simplemente el sitio perfecto en este momento.
Hace un par de semanas me encontraba en Bogotá para asistir a una certificación en tratamientos Biomédicos, había acabado de hacer un recorrido por el Museo del Oro y me detuve a almorzar trucha en un restaurante típico sobre la 7ma. Una vez instalada, conecté mi celular al wifi y empezaron a llegar las buenas nuevas de mi país. Entonces recibí la noticia de que se acabó mi contrato en el hospital donde estuve trabajando el último año hasta ese mero momento, ni más ni menos. Así fue como aprendí lo que se siente experimentar un mini ataque de pánico digno de un desempleo sorpresivo y, acto seguido, sobrevino el adormecimiento posterior a la descarga de catecolaminas. Esta montaña rusa de neurotransmisores se sumaron a mi reciente cambio de concepción respecto a explorar y recorrer lugares desconocidos que equivale en resumidas cuentas a NO LIMITARSE; en ESE mismo instante fue que empecé a planificar este viaje.
En un inicio me veía yendo hacia el norte, qué maravilloso sería conocer Máncora, Ecuador, pasar por Colombia, explorar algún sitio espectacular y después seguir hasta las Guyanas. Averigüé en internet y vi que la forma más práctica para llegar a las Guyanas sería pasando por Brasil, entonces ya no lo vi tan práctico. Calculé que tenía de 12 a 15 días para tomarme este viaje, no me alcanzaría el tiempo, entonces opté por hacer el viaje dentro de Perú. Ya eventualmente se dará el viaje hacia el Atlántico.
Un día miré el calendario y simplemente elegí partir el 2 de septiembre. Mi antigua yo diría que habría que tomar más tiempo para planificar o que mejor me aseguro que no vaya a presentarse algo en esos días. En fin, ya sabes: procastinar, vegetar. Se trataba de romper viejos hábitos, no podía seguir actuando o pensando como siempre, así que me levanté, fui al terminal terrestre a comprar los tickets sin tener la menor idea de cómo llegar a este lugar. Preguntando se llega a Roma, qué tan difícil sería llegar a Las Lomas?
Armé mi paquete, programé y coordiné mi ruta. Sería la sgte: 3 días en Las. Lomas, luego de vuelta a Arequipa a visitar al astrólogo y de ahí rumbo a Cusco para el retiro con el grupo de terapeutas que conocí a través de la Bruja que me leyera el tarot aquella tarde en el restaurant vegano de Lima. La Bruja... pequeño GRAN detalle en esta historia. Te pondré al día respecto a esto último.
Un par de semanas antes del viaje a Bogotá, fui a Lima para una formación en terapia craneosacral, en uno de los almuerzos fuimos a un restaurant vegano, pero vegano bien vegano; tanto así que hasta es diferente la sal que usan. En aquellos días resaltaba yo por mi tos persistente, mi alergia y extrema confusión mental. En eso, en algún momento entre la sopa de habas y la crema de garbanzo, se acerca esta chica con aspecto típico new age y acento argentino ofreciendo lecturas del tarot.
Qué puedo decir, estando tan desorientada y confundida como me sentía en aquellos días, opté por sacar una cita con ella. La lectura encontrada ese día será tema de otro escrito porque tiene mucho que ver con todo este proceso. En verdad puedo decir que estos dos viajes de Agosto (el de Lima y el de. Bogotá) se auguraban como traedores de nuevos vientos. El augurio de Lima fue esta chica, el augurio de Bogotá fue la realización de este viaje.
Bueno, entonces esta chica del tarot me ofreció hacer un retiro en Cusco. Llegué a pensar que todo era un invento para ofrecerme el paquete del retiro, encima saqué toda mi usual artillería procastinadora y le dije "Claro, muy pronto iré por allá", y completaba mentalmente "...el día de San Blando". Osea sí me parecía lindo ir, pero lo veía súper lejano y poco probable. Pero no, en el fondo reconocí que hace mucho que deseo emprender un viaje de búsqueda, son varios años ya posponiendo esto y ahora lo que sobraban eran motivos para hacerlo finalmente.
Entonces decidí emprender el encuentro con quien ya sabía me venía llamando y esperando muchos, muchísimos años en algún recóndito lugar, un encuentro que se daría sí o sí porque no lo determiné yo, estaba escrito en las estrellas. Lo que me dijo la Bruja no era mentira; yo lo supe en el primer momento que empezó a hablar, oí a través de sus labios lo que el corazón me viene diciendo desde mucho antes y que ni mi mente ni manos querían aceptar. Antes de que se dé el Gran Encuentro, habría que silenciar el mundo, entonces decidí venir aquí a manera de abrir una hoja en blanco, el borrón de la cuenta nueva. Necesitaba entonces un vacío y no se me ocurrió mejor lugar que éste.
Ya en la ruta, todo se dió sincronizado. El bus que me llevaba a las Lomas me dejaría en la Panamericana y de ahi tomaría un colectivo q me lleve al pueblo en sí. Justo cuando bajé del bus, apareció el colectivo. Cosa que fue super útil dado que eran las 4am y yo fui la única persona que se bajó en ese sitio.
El colectivo me dejó en la plaza principal, habían unas luces prendidas, era un hospedaje. El dueño del hospedaje (Don Pepe) resultó ser el odontólogo del pueblo. Me encantan esas costumbres o cosas propias de pueblo pequeño. Todo se hace tan simple y también tan importante.
Hoy me enteré que Don Pepe vino a las Lomas un verano, el vivía en Lima y luego dejó todo porque sus hijos mejoraron problemas alérgicos estando acá. Él no es hippie, es odontólogo. Vino, se instaló y se puso a hacer negocios, compró terrenos, hizo su hostal, su esposa preparaba almuerzos para la gente local. Me dice que se ahorraron un montón de cosas. Ante las menos responsabilidades o gastos en cosas propias de la ciudad, pudo librarse y hacer otras cosas, cosas que probablemente en otro contexto jamás hubiera hecho.
El señor vive en un sitio atrasado, con varias carencias pero a la vez lo tiene todo. Come rico, su hijo va a la universidad de la ciudad más cercana (Ica), comparte con su esposa, alberga y cobija a los distintos profesionales que van a trabajar por allá. Así que pese a vivir en un sitio con carencias, vive y gana bastante bien.
Y no es que convenga su historia porque ahora gana bien, sino el hecho de encontrar formas alternativas de vivir. Quiero eso para mi. En verdad lo necesito.
Uno siempre se ve y quiere estar viviendo en el Mundo, hacer cosas importantes y en verdad deja atrás lo que sí es importante.
Me acabo de sumergir en el mar a manera de bautizo. Siento que el 60% de agua que contengo en mi cuerpo, está fundido con la vastedad del mar; quien además de poseer agua y sal, ha de ser mas bien como un coloide promotor de vida. No en vano hay tantas especies dentro de él.
Aquí hay muchas cosas que faltan, asumo que las personas simplemente adoptaron la actitud de resignación o simplemente ganó la hemianopsia, es decir que simplemente ignoran o eligen ignorar toooooodo aquello que falta y simplemente hacen su vida enfocados en lo que sí hay.
Es como si no hubiera tiempo para pensar en las cosas de las que carecen y quizás esa sea la magia de "vivir con el diario". Si juntas lo suficiente como para el almuerzo y si tienes dónde pasar la noche, ya la hiciste en la vida. Un día a la vez, un "Hoy" que se vive como un "Para Siempre".
Además, veo también que cuando uno vive así es donde más presentes se hacen las personas a tu alrededor. Para vivir del diario tienes que hacer cosas que la gente a tu alrededor necesita; sea que seas pescador, orfebre, carpintero o artista. Tu trabajo e ingresos dependen de satisfacer necesidades básicas y simples del resto.
Es casi como los productos de consumo masivo que uno encuentra en los markets o en cada tienda de la esquina, están al alcance porque son cosas que todos necesitamos todos los días. A diferencia de los profesionales que uno busca cuando necesita una cosa puntual de vez en cuando, claro que por esa necesidad específica y la situación en sí, las personas están dispuestas a pagar mayores sumas de dinero; será por eso que uno se siente más agraciado trabajando como profesional y "en la ciudad". Otra cosa que sucede es que trabajas y eres útil a una empresa que promete ofrecer este tipo de soluciones a personas que quizás nunca llegues a conocer. Sí, así sin darte cuenta y a medida que desarrollas tu linea de carrera te vas amoldando y transformando en una tuerca o engranaje de la gran máquina que los hippies llaman SISTEMA.
Satisfacer una serie de necesidades básicas, sencillas, humanas, cotidianas, que se pueden trabajar de forma profesional y que a la vez ameritan alma, conciencia y contacto personal; a fin de que no se pierda la magia del tiempo presente. Eso, eso se necesita.
En la mañana fui al muelle y pude ver cómo limpiaban los peces. Limpiar es, en este caso, un eufemismo para el hecho de abrirlos, arrancarles las vísceras para luego aventárselas a los pelícanos que literalmente estan parados al costado de la mesa, cual perrito faldero esperando que algo caiga al suelo. Al lanzarles las vísceras, éstas impactaban contra su rostro, picos y plumaje dejándolos con un aspecto algo grotesco y salvaje. Estaban tan cerca que tomé unas fotos muy buenas, no es por nada pero qué buenas quedaron. Fueron escenas algo gore, sin embargo pude ver aún belleza en todo ello. Un mini ciclo de vida ante mis ojos. Y es que sí, todo está conectado, pequeños eslabones que van formando en conjunto una gran red.
Bueno, es hora de volver.