Par de rayitas donde podemos poner aclaraciones, notas mentales, futuras retracciones y uno que otro entredicho que puede bien ser omitido a la hora de leer. Sin embargo, pueden contener la única cosa que no forma parte implícita de lo que está escrito pero que precisamente comprende los más profundos y verdaderos aspectos de quién escribe.
No sabía bien si interrumpir mi colección del Senderito del Alma, primero porque hay cosas vividas y escritas que todavía falta pasar a digital y segundo porque siento que tal senderito aún no se ha acabado de recorrer y tengo una especie de código que me impide escribir aquellas cosas que esté viviendo en un tiempo presente; todas las cosas han de ser escritos a posteriori.
Sin embargo puedo, corrijo: debo compartir algo que pasó anteayer.
Acababa de almorzar, me cepillé los dientes como siempre pues no puedo descansar al 100% si tengo algo sucio (no es por higiene sino que estoy pensando que tengo algo pendiente por hacer antes de descansar del todo) y posteriormente me dispuse a tomar la siesta de media tarde; cuando de pronto sucedió: encontré la respuesta que he estado buscando los últimos casi dos años de forma inconsciente y ya más consciente las últimas semanas a raíz de ciertos problemitas de salud. Simplemente vino a mi.
"Estoy triste"
Lo oí, lo entendí pero sobre todo lo reconocí en mí y acepté.
Hice un rewind y realmente lo dejé entrar en mi, todo hacía sentido: las risas, el enojo, los excesos, el alejamiento, la búsqueda, el desapego, la confusión, la lucha, el arte, la iluminación.
Cuando sucedió esto, este instante de reconciliación conmigo misma y con mi todo; inmediatamente sentí como se liberaba de mi este peso, como si se abriera un cerrojo y cayeran unas cadenas que me habrían estado envolviendo todo este tiempo de una forma tan llevadera que en verdad en algún momento yo no supe distinguir la frontera entre mi piel y el metal. Me había enamorado de la cadena, había estado alimentandola con mi luz y ella me agradecía con una nutrida restricción.
Asumí tristezas que nunca compartí en sesiones de psicoterapia o no formaron parte de mis rumiaciones mentales, yo simplemente no las consideré como tal. Eran más bien Tristezas No Habidas, lamentos y sollozos ahogados de tiempos en los que no tuve conciencia o voluntad suficientes como para hacerles justicia con una pena consciente. De alguna forma se aseguraron de agarrarme en una edad en que el resultado pudiera ser diferente.
También entendí que no está mal honrar los errores del pasado, entiendo que uno los comete no por incautó, inmaduro, tonto o insolente; no. Uno los comete por tener esperanza en encontrar la felicidad, no hay otra razón. Nos "equivocamos" porque soñamos, respiramos, existimos. Mientras haya vida, el ser humano indefectiblemente irá en búsqueda de su máxima expresión; es fisica pura! El universo está en constante expansión y contracción, nosotros cual microcosmos no estamos excentos de ello. Mientras haya vida habrán "errores" y penas pero también habrán sueños, bondades y dichas; pero sobre todo habrá vida. Inmensurable, exponencial y caóticamente bella Vida.
Ergo, admito que las tristezas por vivencias del pasado son hoy nada más que retazos de memoria cual bien podrían serlo mi primera menstruacion, cuando aprendí a montar bici o cuando dejé de combinar gaseosa con Chifa. Son solo retazos, aspectos de la vida, pequeños frames en una película. .
Todas estas cosas ignoradas y acumuladas yacían cual basura al fondo del tacho acumuladas a manera de capas, delgadas primero que eventualmente fueron haciéndose más gruesas hasta formar una densa coraza que si bien protege el contenido, no hace más que ajustar más aquellas cadenas que mencione previamente.
Por qué fue así? Acaso para asegurarse de hacerme desdichada? De ninguna manera! Estoy segura, segurísima de que esa pesada cadena y su cerrojo han sido precisamente creados para ser disueltos por mis manos y caer a mis pies. Para liberarnos las dos.
"Entonces, estuve triste"
Y así, con los dientes cepillados y la cadena (segunda piel) de décadas liberada, tomé mi siesta.