Wow y finalmente llegó el último dragón! Este ciclo y estos días han sido una tormenta y una introspección que me ha llevado a memorias que había olvidado, comprender episodios que no podía olvidar, retomar alegrías y esperanzas que en algún momento creí haber perdido y también encontrar respuestas a ciertas preguntas sin formular.
Cuando empecé a escribir este ciclo, preguntaba a R. sobre mis temores. Por qué es que ahora que estoy convencida de mi estrella, mi amor y mi existencia, tengo tanto miedo?
En publicaciones anteriores había comentado sobre algunos episodios de lucidez durante mi niñez (Ver post "Sábados") los cuales venían impregnados de importante información pero a la vez responsabilidad. Con el tiempo mi resistencia a entender se materializó a través de mis padres encomiándome a dejar de prestar atención a dichos sucesos, reafirmando así mi propia y profunda negación a aceptar la responsabilidad de seguir dicha luz.
Pasaron los años y llegó a mi un libro en un momento que estaba también en proceso de descubrimiento. No se trataba de algo drástico, al menos no lo viera así antes, sólo era que me sentía más feliz bordando o pintando mis polos que dedicándome a mi carrera. En aquellos tiempos solía divagar en una librería como buscando algo que ni yo misma sabía que era. Compraba un libro (generalmente una novela), lo acababa de leer y buscaba otro. Finalmente compré uno en especial, era de un estilo que no solía leer, lo llevé a casa y lo abrí. Empezaba diciendo cosas como que Dios era mujer. Yo lo cerré y devolví inmediatamente.
Años después me encontraba nuevamente enfrentando una transición, esta vez mucho más notoria y pesarosa; quizás esto hizo que ahora ya no rechace tal libro cuando volvió a caer nuevamente en mis manos a través de un español perfectamente desconocido a quien conocí entrando a un café. Él salía, yo ingresaba, nos mira os, sonreímos, el regresó, se sentó en mi mesa y empezamos a conversar. Al final de la velada me dijo:
- Tienes que leer este libro, pienso que es un buen momento.
Entonces me lo entregó, tenía en su portada unas bellas orquídeas rosas. Cual sería mi sorpresa al ver que se trataba del mismo libro que años atrás diera pordescartado! Era "El libro de la Mujer" de Osho. Esta vez me encontraba buscando desafiar viejas creencias y de pronto sentía que había una remota probabilidad de que todo aquello que yo consideraba como valioso, real, digno, único y verdadero; no haya sido nada más que pura fantasía, quizás hasta mentira.
Acabé de leer el libro, accidentalmente rocié agua sobre él y al poco tiempo enmoheció tanto que tuve que desecharlo, nunca busqué una segunda copia. Aquel libro fue importante para mí, no porque me haya enseñado alguna técnica en particular, ni tampoco porque haya encontrado rica información sobre cosas ocultas (lo cual también contenía), ni tampoco recuerdo mayor detalle del contenido en sí. Solo recuerdo lo que sentí: me di cuenta de cuánto tiempo había dejado de existir por permitir que las creencias aprendidas "sobre cómo debieran ser las cosas", pesaran más que mi propia voz.
El último Dragón soy yo misma y todo aquello que decida ser.
Antes de poder pisar nuevamente este Mundo, empuñar mis manos y andar mis pasos, tuve que vencerme a mi misma. Me di cuenta que muchas de las limitaciones realmente eran creadas por mi misma, todo estaba en mi cabeza, en mi espíritu. Y la fuente de energía de todo ello eran mis miedos, los que yo decidí crear con la intención de protegerme.
Este Dragón tiene la forma de una mujer, construida mentalmente con cada experiencia y conclusión sacada de dichas vivencias. Si me preguntaras hace 5 años, cómo era mi Dragón #30, éste sería muy agradable, jovial, femenino, seductor e ilusionado con los bolsos de los programas de moda del canal CosmoTV, la entereza de Elle Woods, el closet de Carrie Bradshaw y las dietas californianas. Qué ideas tenía? Pues pensaba que necesitaba amigos, seguidores, un novio y tooooooda mifamilia a lado mío para entonces sentirme valiosa, querida, hermosa y respetable. El Dragón #30 de ese entonces deseaba a toda costa ser La Buena, tenía tanto miedo a ser otra cosa que no confiaba en mi misma. Pese a ello, actué peor de lo que hubiera sido si no me hibiera propuesto aquello. Y es que cuando te prohibes, o prohiben algo, es entonces que más tiempo lo tienes en mente.
Llegó el momento en que este Dragón quiso volar pero cayó y se hizo mil pedazos, no porque fuera malo volar, tampoco porque su destino fuera malo; todo lo contrario. Realmente quería llegar a su destino, pero finalmente tropezó (todos tropezamos, es la única forma de afianzarse al camino) y se quebró porque el material del que estaba hecho era muy frágil, poco consistente y muy pero muy artificial.
Las piezas se volvieron a unir, no están soldadas, tienen espacios y algunas grietas, pero no porque esté desbaratado o deteriorado, sino que ahora es maleable, es flexible; está en constante diseño y creación: va con el viento, fluye con el agua, arde con el fuego y se expande con la tierra y cada flor que brota de ella. Este Dragón, mi Dragón, lo voy pariendo y moldeando con cada respiración, a cada segundo, con cada pensamiento. Toma mi forma y es a mi imagen y semejanza.
Antes de poder pisar nuevamente este Mundo, empuñar mis manos y andar mis pasos, tuve que vencerme a mi misma. Me di cuenta que muchas de las limitaciones realmente eran creadas por mi misma, todo estaba en mi cabeza, en mi espíritu. Y la fuente de energía de todo ello eran mis miedos, los que yo decidí crear con la intención de protegerme.
Este Dragón tiene la forma de una mujer, construida mentalmente con cada experiencia y conclusión sacada de dichas vivencias. Si me preguntaras hace 5 años, cómo era mi Dragón #30, éste sería muy agradable, jovial, femenino, seductor e ilusionado con los bolsos de los programas de moda del canal CosmoTV, la entereza de Elle Woods, el closet de Carrie Bradshaw y las dietas californianas. Qué ideas tenía? Pues pensaba que necesitaba amigos, seguidores, un novio y tooooooda mifamilia a lado mío para entonces sentirme valiosa, querida, hermosa y respetable. El Dragón #30 de ese entonces deseaba a toda costa ser La Buena, tenía tanto miedo a ser otra cosa que no confiaba en mi misma. Pese a ello, actué peor de lo que hubiera sido si no me hibiera propuesto aquello. Y es que cuando te prohibes, o prohiben algo, es entonces que más tiempo lo tienes en mente.
Llegó el momento en que este Dragón quiso volar pero cayó y se hizo mil pedazos, no porque fuera malo volar, tampoco porque su destino fuera malo; todo lo contrario. Realmente quería llegar a su destino, pero finalmente tropezó (todos tropezamos, es la única forma de afianzarse al camino) y se quebró porque el material del que estaba hecho era muy frágil, poco consistente y muy pero muy artificial.
Las piezas se volvieron a unir, no están soldadas, tienen espacios y algunas grietas, pero no porque esté desbaratado o deteriorado, sino que ahora es maleable, es flexible; está en constante diseño y creación: va con el viento, fluye con el agua, arde con el fuego y se expande con la tierra y cada flor que brota de ella. Este Dragón, mi Dragón, lo voy pariendo y moldeando con cada respiración, a cada segundo, con cada pensamiento. Toma mi forma y es a mi imagen y semejanza.
- De qué material formaré mi Dragón? De vacío.
- Qué herramienta utilizaré para contornearlo? Escuchando lo que necesita, aunque no siempre sea lo que me pida.
- Cuál será su motor? Un mensaje..
- Cuál será su combustible? Autoconocimiento.
- Y su brújula? Su naturaleza, su origen.
~~@~~
Steph: Por qué tengo tanto miedo?
R: Antes enfrentábamos dragones, hoy no hay dragones pero siguen habiendo cosas por vencer, comprender, encontrar, dejar pasar, transformar, esperar o dejar de esperar. Puedes conquistar reinos, vencer y conquistar al mundo entero, pero a quien realmente has de conquistar o perdonar es a ti misma.
No hay por qué temer, sólo déjate guiar y cuando vayas avanzando ten presente que no se trata de mejorar, de crecer o de vencer. Se trata de existir, alinearte con tu verdadera naturaleza porque cuando eso pase, es entonces que todo tiene sentido. La vida necesita tener sentido, orden no es lo mismo que sentido, un fin no es lo mismo que sentido, un esquema no es lo mismo que sentido, seguridad no es lo mismo que sentido. El sentido habla de concordancia, consistencia, armonía y verdad. Si te inquietas porque te has dado cuenta que aquello que estás haciendo y viviendo es socialmente aceptado y bueno, pero igual sientes que estás sin rumbo; alégrate! Es el primer paso hacia el despertar. Sal del Edén y pisa Tú Mundo, aquel que está dentro de todos y que no conoce otra cosa que su propia vastedad.
El miedo no existe, lo que existe es tu duda, supera eso, levántate y anda. Entonces no hay un mundo que vencer, no hay nada que conquistar, demostrar o conseguir. No te impacientes, no desees, no dudes, todo existe ya actualmente; eres libre, el mundo es tuyo.
Recuerda eso.