Hoy regresaba a mi casa después de los ajetreos usuales de la mañana y cuando me disponía a abrir la puerta, noté que había un semi-pichón de paloma paradito junto al dintel. Cuando cruzamos las miradas, no picó vuelo por lo que supe que algo no estaba bien con él.
De niña (lo admito con pena, vergüenza y algo de horror) yo era algo así como la sobrinita del dentista de "Buscando a Nemo". Sí, no paraba de agitar la bolsa. Me gustaba sacar del agua a los peces que mi hermano traía para ser nuestras mascotas, tocarlos y poder verlos de cerca. Me gustaba también verles las branquias, por lo que solía levantar un poquito las escamas de la cabeza para luego dejarlos nuevamente en el agua como si nada habiera pasado. No quería hacerles daño, sólo los admiraba y me parecían tan hermosos que quería tocarlos. Después comprendí que les hacía daño y por eso dejé de hacerlo. Mi hno nunca entendía por qué sus peces no duraban más de una semana.
En tercero de primaria nos dejaron de proyecto criar algún animal de granja. Yo elegí criar 2 pollitos. Compré un manual para criar pollos, les acomodé un nido, les puse agua, les puse juguetitos y los acompañé durante toda la tarde. En el libro decía que los pollos dormían a las 6pm, así que a esa hora (yo bien intencionada) los mandé a acostar. Lamentablemente estos persistían en estar de pie, por lo cual yo seguía acostándolos en su "cama" y les ponía telas (frazadas) encima. Ellos se volvían a parar. Y así, y así. Al día sgte, cuando volví del colegio, me dieron la noticia que mi pollitos se habían ido al cielo. Nadie lo sabía pero me consideré entonces una pollicida, es verdad eso que a veces mucho amor mata.
Hoy vi a este pichón y entonces dije, vamos a cambiar la historia. Lo tomé, lo metí a mi casa y le armé su penthouse con agua, comida y le puse flores al costado para que sienta esperanza.
Lo exploré con más calma: movía sus alas a la perfección, su cuerpito estaba íntegro, tenía unos rasguños en su pico y noté que perdía el equilibrio al estar paradito, examiné sus patitas y tenía las partes distales de algunos de sus deditos necrosados (muertos). Le improvisé un sitio donde pararse como canarito para q entrene el equilibrio, hacía su mejor esfuerzo por mantenerse derecho y lo logró. Se tambaleó unas cuantas veces pero lo logró. Entonces le dije que continuaríamos el entrenamiento al volver de mis ajetreos de la tarde.
Cuando volví, lo encontré en una esquina apoyado contra la pared de su casita improvisada. Quise volver a pararlo como canarito pero esta vez ya no conseguía si quiera mantenerse erguido. Entonces comprendí que no saldría de esta. Quizás lleva ya un tiempo malito.
Me senté en mi cama y lo puse en mi regazo para que descanse, le hablé y también le canté. Él reposaba de costado con los ojitos abiertos, su cuerpo (pese a estar en este estado) se veía tan agraciado y bellamente diseñado. Me fijaba en sus alas y aún sus patitas lesionadas, y me quedaba sorprendida de la obra de arte que son las criaturas de la Tierra. Estas aves que son tan comunes y a veces hasta las despreciamos, son también una maravilla como las tantas cosas que habitan el planeta.
Luego empezó a cerrar los ojos. Ya si van leyendo algunos de mis posts y me siguen el hilo, sabrán que tiendo a llorar así que tb le cayeron un par de lágrimas. Una de ellas cayó sobre sus alas y el asomó su piquito. No la bebió pero en mi corazón siento que era su forma de corresponder a mi gesto.
Con una mano sostenía su cabecita y con la otra acariciaba sus alas y le trasmitía energía. Cada que sentía mi mano más caliente, abria sus ojitos y sacudía su cabeza, para luego volver a reposar. Empecé a sentir su cuerpo relajándose, distendiéndose (temía que al irse defeque sobre mi pantalón, no lo voy a negar, felizmente no lo hizo). Luego dió un pequeño aleteo y se quedó inerte.
Hay muchas cosas que suceden en el día a día, no me gusta postear cada cosa "buena" o acto "bueno" que pudiera hacer. Sin embargo hay sólo una excepción a la regla y esa es cuando este gesto podría ayudar a recobrar la Fe a alguien más.
Meditaba sobre este episodio hace un momento y llegué a la misma sensación que sentía ayer que comentaba algo sobre los bombardeos en Gaza. Pensaba, qué tanto efecto pudiera tener que aquí oremos por esas personas o que el mundo repudie la guerra si al final los que liberan las bombas ni oran ni les importa el estar matando a esas personas? De qué sirve que uno ore y ame si al final la muerte llega inevitablemente?
Y entonces vino R. y me habló: "Ningún gesto, pensamiento o acto de amor queda sin efecto. Por cada acto de odio hay 1000 actos de amor más poderosos. No dejes de orar, no dejes de amar porque aunque tus ojos no lo puedan ver, el Gran Espíritu recoge y mueve cada palabra y pensamiento de amor. El pájaro que tuviste en tus manos está cantando y anunciando que alguien se apiadó de él. La gente que ha fallecido en Gaza está cantando alabanzas en rpta a las oraciones de quienes estamos pensando en ellos. A través de esos cánticos el amor en la Tierra tiene efecto en el cielo, así es desde el inicio de los tiempos. Son esos cánticos los que traen el Sol de un nuevo día".
Justo mi novio me escribió para preguntarme cómo iba nuestro amigo y le tomé esta foto para enviarla. La comparto con Uds:
Paz.
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