domingo, 6 de agosto de 2017

Dilo sin roche

"Yo le pedí a Dios que me haga viral" es una frase que oí en una vlogger que descubrí hace unos días y en ese momento me causó gracia pero en secreto yo también hice ese pedido. 

Ayer me desperté y en esas que una coge el cell me encontré con un post en una fanpage que preguntaba: Con qué excusa te terminaron? Y pues de todas, la ruptura que se me hacía más anecdótica es la de mi primer enamorado en la que el tiro me salió por la culata y sin haber tenido mala intención. Entonces comenté en 3 párrafos la historia y de pronto la gente empezó a darle like y no solo eso sino también a pedirme que cuente más. Que más querrá el pago que lo eche al agua, como dice mi madre. 

Es verdad que desde el 2011 no tuve agallas, ganas o motivo para escribir el resto de la historia. Es primera vez que escribo al respecto porque ni en mi diario personal lo hice. Simplemente toda esa época es una mancha negra que permanece en mi memoria como un film velado y sin embargo de cuando en vez se reproduce aquella película en mi mente y pesadillas. Creo que ya es tiempo de liberarme de esas memorias. 

🦋 Cap. I
Dividí el relato en 3 partes que están ahí bajo el post de esa página, lo que quiero contar aquí es algo más. 

🦋 Cap. II
En el 2005 nos mudaríamos a una nueva casa en el lado opuesto de la ciudad. Sentía que se cerraba una gran etapa en mi vida puesto que dejábamos atras la casa de la infancia y con ella todos esos juegos de fantasía, los sueños rotos y las experiencias pueriles. En ese entonces tenía ya más claro mis patrones ritualistas así que tenía que hacerlo: era momento de levantar la alfombra y ver qué habia allí para barrerlo después.  

Fui al edificio del billar, toqué el timbre y allí estaba él. Me abrió, subí y nos sentamos en una oficina, él cogía el mouse de su computadora como quien estaba ocupado y sin mucho tiempo para hablar con soltura. Le expliqué el motivo de mi visita, le dije que yo nunca quise herirlo, le pedí disculpa por haberle mentido al terminar, lamentaba lo que pasó con su hermano, yo no pensé bien las cosas y estuvo mal. Asimismo, le dije que no merecí lo que me hizo, que me hizo mucho daño y que me dejó mal por mucho tiempo.

La verdad yo tenía la idea que se abriría, abriría su corazón y entonces lloraríamos, nos insultaríamos, lloraríamos otro poco y al final, después de toda la catarsis, quedaríamos aliviados, liberados y comeríamos perdices.

Lo cierto es que ahora no tengo el más mínimo recuerdo de lo que me dijo, es como si hubiera flasheado lo que hablamos después. Pero de algo estoy segura: no hubieron perdices ni mucho menos catarsis alguna. Nos despedimos y me fui caminando a casa sintiendo que seguía teniendo una piedrita en el zapato que todavía joderia un tiempo más. No quería ya nada con él, de hecho tenía ya una relación de casi 3 años con un chico muy bueno (que años después se convertiría en mi primer esposo), ya estaba estudiando Medicina Humana, era popular, me llevaba bien con mis papás, estaba flaca, tenía amigos, mis notas estaban bien, por primera vez teníamos perrito en casa; por qué michi no me sentía conforme con este cierre?

No lo sé.

🦋 Cap. III
Me mudé, acabé la carrera, me mudé a Lima, me casé, me divorcié, me enamoré, desperté mi conciencia, volví a Arequipa, me desenamoré, hice el Senderito del Alma, volví a Lima, me enamoré bien.

Ya era 2016, estaba de visita con mi prometido en mi ciudad natal por una festividad familiar y nos fuimos a pasear por el recientemente remodelado mall. Andábamos tratando de hallarle sentido al diseño de los pasillos por lo que detrás de la bombonería más famosa del mundo, decidimos dar media vuelta porque sí. Cuál sería mi sorpresa que exactamente en dirección opuesta y directa hacia nosotros, venía J. (mi primer ex) con su esposa y en brazos su hijita de menos de 1 año de edad.

- Hola! Tanto tiempo, te presento a fulanita
- Hola, hola

No sé qué más dijimos o hicimos pero la cosa es que nuestras parejas habrán pensado que éramos cualquier hijo de vecino que se encuentra uno en la calle y se saluda de forma lo suficientemente amigable en ese momento como para que no haya necesidad de hablar después jamas. Algo así. Ya no había tension, pena, bronca, ni nada. Nada de nada. No puedo negar que sentí algo de placer al ver que, en efecto, yo era más bella que ella. Mujer que diga que no se fija en ese tipo de cosas, miente.

Se me hizo algo divertido que pase así, que pueda encontrarse tantísimo pasado en un brevísimo presente para desvanecerse en un casi unísono futuro. Y toda esa danza de sombras del primer amor en medio de la ignorancia y presencia de nuestros amores para toda la vida.

Fue dulceamargo, pero a esta edad ya he aprendido a honrar, disfrutar y sobretodo agradecer esos momentos.

Nos despedimos, deseamos Buen Día. No habrán pasado ni 2 minutos, no necesitaba ya esa catarsis ni las perdices. Solo necesitaba madurar y estar en paz conmigo misma. Y hoy, al escribir esto, finalmente barro lo que estuvo bajo la alfombra, finalmente tengo mi cierre.


Respiro. 

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