viernes, 20 de abril de 2018

Senderito del Alma - Día 8

11/09/15

5:05 am
El señor del hospedaje me despertó.
Enhorabuena! no sé que pasó con el celular y la alarma. Siempre es bueno buscar ayuda y conversar sobre lo que se va a hacer. 
Le invité coca al final de nuestra caminata cuando me acompañó hasta la plaza. Ha sido de Dios llegar a hospedarme a ese lugar. 

Ayer llegué a Ollantaytambo. 
La despedida de los chicos fue tranquila y silenciosa. Desayunamos con mi música, llegó un amigo de ellos que es español y viaja por Sudamérica intercambiando semillas, sí, semillas. Nunca lo hubiera pensado! 

Cuando salí de la casa de retiro, caminé buen tramo en dirección a la estación de buses, después de casi una hora, tomé una moto que me hizo llegar a la estación que yacía a escasos metros. Tomé la van que estaba justo por partir desde Urubamba. Llegué a Ollantaytambo luego de 30 minutos de surcar lomas, con S/ 1.50, qué tal ganga! Di vueltas, tratando de despejarme hasta que llegué al mejor sitio posible: una casa estilo colonial con un jardín muy lindo. Lo lleva una pareja de esposos ya algo mayores. Muy bondadosos y amistosos. 

Dejé mis cosas y fui a un restaurante en la plaza para conectarme al Wifi despues de toda una semana incomunicada. Decidí que era importante poner en perspectiva mi blog y sus publicaciones. 

Revisé los saludos del facebook por mi cumpleaños. Vi algunas actualizaciones. Habían cosas muy bonitas pero yo me sentía algo tensa. De pronto ver el mundo real o habitual (un indicio, al menos) me dió algo de desesperación, me puse a pensar que sería perder todo eso. 

Perderlo a él, a C. Me puse muy triste y después de muchos días, lloré. 

La conexión era muy mala, así que no logré avanzar lo del blog. Entonces recordé que tenía que ver el asunto del pasaje. Fui, hice compras para la cena, saqué dinero y me fui a la estación de tren. 

En el camino andé por la rivera de un río, ahí había un toro bien grande pastando. 

La estación y su boletería estaban vacías. Temía que sea hora de almuerzo y no haya nadie para atender, pero no fue así. Me atenció un chico suér útil, paciente y bueno para explicarme cómo debía hacer para llegar a Macchu Picchu. Me orientó sobre qué hacer integrar en la ruta lo principal que yo quería: 

  • Macchu Picchu 
  • Caminar 
  • Pueblo que no conociera
Después fui en busca de un zapatero en el mercado. No estaba así que fue u viaje de ida y vuelta. Aproveché de comprar frutas, papel higiénico y corta uñas. Todos elementales. 

El zapatero volvió y me atendió. Mi bota tenía boca, la suela de la parte anterior se había separado del resto y se me metía cascajo mientras caminaba. No quería eso si iba a encontrarme con una Maravilla del Mundo al día siguiente. El zapatero era un señor súper atento, nos pusimos a conversar mientras cosía mi suela y me dijo: 
- Estaré preso hasta dentro de 15 años.

Lo que sucede es que trabaja para pagar la universidad de sus hijos. Me contó que viene trabajando hace 27 años y tiene sus ahorros. Cuando se jubile comprará un carro y con eso viajará por todo sitio. 

12:30 hrs 

Bajé las gradas de Machu Picchu desde las 10:30 am hasta las 12:00 pm. 
Hubieron ratos de calambre, otros de gemidos pero igual lo logré. Estaba en duda de hacerlo, dado que el ticket de bajada en la van me costó lo equivalente a una noche de hospedaje. Sin embargo, el recorrido por Machu Picchu fue más corto de lo que pensaba así que decidí hacer la bajada a pie y que esa sea mi caminata del día. 

El tramo Machu Picchu - Hidroeléctrica sería en tren y de ahí iría en bus a Santa Teresa, hasta el día de mañana que ya regreso a Cusco. Estoy considerando parar en Urubaba para saludar a los chicos y ahora que L. regresó de Lima. Sólo que temo que acabe gastando más por querer hacer una terapia o algo. 

Bueno, ahora estoy en el tren pero no avanza. Habrá pasado algo? Me da ganas de aprovechar y bajarme para irme caminando hasta allá, creo que sí lo voy a hacer... Rayos! justo empezó a andar. 

Viendo, a lo mejor de Santa Teresa me regreso hoy mismo a hidroeléctrica y de ahí me regreso a pie hasta Aguas Calientes. Depende cómo esté eso de las aguas termales que me comentaron que hay en Santa Teresa. Es que no traje bikini. 

19:00 hrs 

Aquí reportándome. Al final esto fue lo que sucedió. 
EN el tren de Macu Picchu a Hidroeléctrica, se sentó un operario de Perurail a mi lado y empezó a hablar de que era programador de sistemas. Yo le dije que era psicóloga y que me llamaba Sara. Estaba medio raro y me sentí algo incómoda cuando hacía comentarios como
- Ah, estás viajando sola... 

Como si viera la posibilidad de que pudiera pasarme algo, o hacerlo. No sé. 
Bueno dentro de las muchas cosas sin-sentido que me dijo, hubo algo que sí fue interesante. Me habló de sus sueños, de cómo no deseaba quedarse de por vida en el aire o sin futuro. Que le gustaba la idea de diseñar programas o sistemas de cómputo. Es una bonita meta. Yo sólo le dije que se anime y que fije un plan con metas para que pueda dirigir su esfuerzo. 

Se me hace inmenso encontrarme con gente que de pronto te habla de sus sueños. Ya sea de tener vacaciones infinitas o trabajar en tal o cual cosa. No hay un deseo o sueño en común que tenga toda la gente. Algunos querrán viajar a la India, otros poder montar bicicleta, algunos construir su casa y otros lograr amaestrar a su perrito. 

Pueden ser tantas cosas. 
Lo único que hay en común es que la gente tiene el sueño de cumplir sus sueños. 

Con el tiempo cada uno de nosotros se acerca a esto y eventualmente lo lograrán. O al menos lograrán dar un paso hacia ello. Y sí, probablemente mientras más veces lo verbalicen y lo recuerden, es más factible que lo hagan. 

Llegué a Hidroeléctrica y de frente me subí a una van que me trajo hasta Santa Teresa. En el camino estaba un señor que me orientó sobre dónde podía conseguir el pasaje de tren para volver mañana. Me estuvo contando que el poblado de Santa Teresa desapareció en el año 1998 por un aluvión y un huayco. Hubieron cientos de desaparecidos y la gente perdió todo. Ahora la ciudad está establecida en lo alto. 

Llegué, conseguí buen pasaje de tren. Al parecer es muy complejo que haga un nuevo camino del inca. Hubiera tenido que ir hasta Santa Rosa y de ahi en unas 4 a 5 hrs hacerlo en dirección a las aguas termales de aquí. 

Con la bajada de Machu Picchu ya estaba al 100. Así que me enteré que a las aguas termales también se puede ir caminando. Eureka!

A la vista estaba un hostal a 10 soles. Otra ganga. Luego de acomodarme y reconocer mi cuarto de baño, me salí rumbo a los baños termales. 

Lo que pasó en ese paseo ha sido la síntesis de todo el viaje. 

Inicié el camino medio distraida, como quien va por ahí tomando fotos, reconociendo el terreno, etc. Modo turista. Luego por ratos elevaba la vista y veía el paisaje. Se veía el río, muy lindo con ese resplandor que da el sol de la tarde. Los apus se veían inmensos y super verdes, muy imponentes delimitando su rivera. 

A continuación agradecí muchísimo al gringuito que de la nada me cedió su bastón cuando se lo pedí. Me lo entregó en una forma tan honorable que parecía un caballero entregando su espada a su sucesor. Sucedió cuando estaba descendiendo Macchu Picchu, él estaba subiendo y le faltaba poco por llegar a la cima, le pedí que me dé la rama de arbol que estaba usando como apoyo y él simplemente la tomó con ambas manos, puso un pie sobre el escalón que seguía y extendió el bastón hacia mí, mientras inclinaba ligeramente la cabeza. Fue un momento épico, me lo imaginé de pronto como si fuera un sol, un hombre del Sol. El bastón me lo traje conmigo, no lo dejaría atrás.  

Ahora que iba rumbo a los baños termales, a ratos parecía que no acababa el camino. Me mantuve así no sé por cuánto tiempo. No lo medí pero han sido unos 40 a 60 minutos de caminata. 

Dejándome guiar por el cauce del río. Después de 3/4 de tramo, recordé el Power Walk de J. Entonces empecé con mis afrimaciones: 
  • Tengo el dinero que quiero, hago el trabajo que necesito. 
  • Amo mi luz y mi sombra, mi santa y mi bruja. 
  • El tiempo sólo es una herramienta más con la que medimos, la realidad es que vivimos un constante infinito. Siempre es hoy. 
Luego entendí. Este era el momento,  el momento, la imagen que tantas veces vislumbré cuando me veía como Unidad, corriendo libre y alocadamente pero con todas mis partes totalmente integradas, en medio de un campo de tierra. Era ahora, ¡era hoy!

Era diferente de cuando estuve con D. y R. No podían estar ellos presentes, se daría a solas. Solo el Mundo y yo. Ahora era el momento.

Me quité el sombrero, sujeté el bastón y empecé a correr dando saltos, mirando al sol, el cielo, las montañas, como alguien que ve por primera vez la luz del día. Alguien que acaba de nacer y vuelve a ser niño de nuevo.

Me detuve a la orilla y contemplé el río. Lo escuchaba, lo veía, lo sentía. Entonces pregunté cómo me llamaba.
- Iris - dijo.

Iris es la mujer de la vida pasada. No estoy segura si yo lo condiciono pero estoy segura que ese era su nombre. Nota: hace unos días hallé el script de esa sesión y no, no era el mismo nombre, lo cual es mejor porque aún tengo por descubrir quién es Iris. 

Entonces todo se puso muy vibrante, muy vivaz. A unos pasos apareció un arroyo que venía desde una montañita. Era un riachuelo muy llanito pero fluido y alegre. Me incliné, según la Amatista y mirando al norte, le pedía a Dios, la Tierra, mis guías y todos mis Yo, que me bendigan, protejan y guíen. Me puse a su servicio.

La sentí despertar en mi. Acababa de encarnar.
La imagen de la mujer con los ojos cerrados, volvió a aprecer ante mi y finalmente los abrió.
Nos encontramos!

Sabía que debía tratar y solucionar cosas relacionadas a mis problemas y este tema del miedo. Pero si bien ha sido lindo el proceso con D. y los chicos, lo que realmente me ha puesto en pie ha sido encarar y de frente demostrarme a mi misma que yo no tengo miedo; y si lo tengo, que puedo vivir y dar lucha incluso sintiéndolo. He allí el por qué del viaje sola.

Levanté la vista y el sol era maravilloso, sopló el viento, los árboles cantaron, todo alrededor parecía responder a mis exclamaciones de victoria.

Cogí algo de esa agua y la rocié sobre mi cabeza a manera de bautizo. Agradecí muchísimo. Me puse en pie y eché a andar. Al instante apareció una libélula por encima de mi cabeza y siguió hacia delante como dibujando el camino.

Ya no pude más y lloré pero lloré encantada, muy feliz.
Unos pasos más allá aparecieron mariposas, revoloteando entre los árboles y sobre el camino. No di ni diez pasos y aparecieron los baños termales a la vista. Me cambié, habían varias personas remojandose allí, de todas las edades y etnias. Me bañé y sumergí en esas aguas, me quedé flotando boca arriba, suspendida observando las nubes, el cielo. No había nada en medio de nosotros. Estábamos juntos, el cielo y yo.

Gracias Dios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario