domingo, 11 de octubre de 2015

MAASM: Epílogo

Empecé poniendo "El arte de amarse a sí mismo", pues empecemos por ahí, no hay que generalizar. Esto puede leerlo cualquiera pero quien lo escribe soy yo y yo soy mujer. Así que empezamos por ahí, no hay que entrar en la des-personalización. 

Un amigo muy querido me diría desde ya "Se te aceleró el pulso", y sí. En el libro "Dejar ir" de David Hawkins se presenta una escala de las diferentes emociones por las que pasa el ser humano y se le da una valoración numérica de forma ascendente, estando los sentimientos de baja vibración con los valores más ínfimos; encontrando así al Miedo y la Culpa entre los últimos lugares. Curioso que por debajo de éstos, está valorada la Vergüenza, acercándose al último que es la Muerte. Ha de ser que el grado de paralización puede ser tan terrible que la Vida acaba por perderse o desperdiciarse. No es cualquier cosa decidir llenarse de sentimientos negativos.

En la mitad de esta escala está el Coraje, definido y traducido no como Valentía sino como enojo, sí. Es que para decidir salir del letargo y los malos hábitos uno debe como que recibir un baldazo de agua, hartarse, llegar a sentir algo incómodo que lo haga reaccionar y eventualmente sentir cierto grado de Coraje a fin de dar el primer salto o impulso.

Siento que he aprendido a Amar al prójimo en sus diferentes formas, a estas alturas me es muy difícil pensar o ver mal a alguien. Que no es una actitud pasiva y perjudicial sino que es a conciencia y de forma voluntaria porque de algún modo logro comprender los motivos por los cuales actuaron de tal o cual manera. Si no lo logro, hago el intento y si fuera insostenible, opto por alejarme. Que no es lo mismo que juzgar o resentir. 

Ahora, no se trata de Ego-ismo, Femi-nismo ni Yo-ismo; es más, las probabilidades de amar de verdad al prójimo incrementan cuando una está bien consigo misma. Si me dedicara a amar a los demás, hoy por hoy, no estaría mal pero probablemente pierda la oportunidad de entrar en contacto conmigo misma. 

En esta nueva serie hablaré de ciertos pasos que podemos tomar para dirigirnos hacia dentro. Hay ya mucha entrega de amor hacia afuera, miremos primero hacia adentro. Entonces veo que es necesario realizar diferentes ejercicios a manera de entrenamiento, porque todo cambio que haya de ser a largo plazo amerita tiempo, dedicación y asimilación a múltiples niveles. Sino es hoja que se lleva el viento. Y no, no quiero eso. 

Quiero un arbolito que eche raíces muy profundas y que sus ramas se eleven hacia el sol, la luna; albergando flores, pájaros y gotas de rocío capaces de reflejar espectros de luz, cual arco iris.




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