lunes, 17 de noviembre de 2014

Gema #5: Crisacola

Si un velo se razga en alguna parte, empieza a ingresar la luz; y, si el primer jirón está en un sitio estratégico, puede que todo el velo termine por romperse.

Verano del 2012, después de mi separación era como un lobo o un oso salvaje. No hacía otra cosa que no sea aquello que me provoque placer o bienestar, lo más importante para mi era disfrutar cada momento haciendo lo que venga en el momento. En el trabajo disfrutaba de la presencia y casos de mis pacientes, en los almuerzos disfrutaba de la vista de los árboles que se podrían apreciar en el fondo (lo cual implicaba que almuerce dando las espaldas a toda la gente que estaba en el lugar, no me culpen, las plantas pueden ser menos complicados y a la vez más intrigantes que muchas personas). El yoga que entonces hacía + la bajada de peso por la depre, habían hecho una maravillosa combinación y me veía mejor que nunca. 

En las tardes disfrutaba fotografiando el reflejo del sol tras la ventana, dibujando, estudiando, durmiendo, durante las noches me gustaba salir a caminar y observar el comportamiento de la gente en la "gran ciudad". De esta pequeña observación lo que más me agradaba era ver a la gente que hacía deporte y aquellas parejas que se notaba que recién estaban empezando a salir (la chica está super arreglada y el chico tiene expresión de idiota).

Entonces cada que alguien me veía radiante, llena de vida, libre de prejuicios o penas, me decía: 

"Y... no estás triste? Por qué no estás triste?"

Para mi esa pregunta no tenía sentido. Yo sentía y estaba completamente segura que el periodo de pena acabó en el momento que tomé la decisión de saltar del Titanic en mi propio bote y él en el suyo. 

"La tristeza estaba antes, como ya no estoy ahí, ya no hay por qué estar triste, todo lo contrario"
Respondía yo.

Y era una idea llena de lógica. Como cuando en el cole te enseñan las analogías, era algo como "A" es a las vocales, como "Tu Felicidad" es a la congruencia de tus decisiones con tus deseos. Eso es lo que yo pensaba. 

Luego empecé a sentir que no podía seguir viviendo en el hedonismo por toda la vida, era como que ganaba mucho más de lo que gastaba o necesitaba, la carga en los estudios era mucho menor a mis deseos de aprender o entregar, el tiempo me quedaba grande, mi cabeza estaba insaciable, quería conquistar el mundo pero también quería hacer algo que siempre quise pero nunca me dediqué a buscar: lo místico en mí. 

Recuerdo que un día llegué de mi paseo rutinario y entonces me puse a divagar en internet. Me dije "Cuáles de las cosas que me gustaban en la U no he podido desarrollar a la fecha?. Recordé el curso de Administración en Salud con el Dr. Pino, era una de las pocas a las que le gustaba el curso y sobre todo, lo entendía! Ya no me iba a privar de nada, así que me puse a buscar, ahora no sólo iba a estudiar Administración en Salud, sino que lo haría en el mejor lugar, casi inaccesible, algo que mi antigua Yo diría "No, no podría pagarlo, no podrías soportar la carga académica, no, no puedes".  Lo encontraría, lo vería imposible y después lo haría mío. Sería la primera vez que iba a estudiar algo a lo que no estoy obligada a hacer, y quería que sea algo grande. Lo encontré. La charla de orientación sería en un Hotel Sanisidrino un par de días después, así que fuí a ver.

Olvídate, la Dra Philipps deja chiquito al patita ese del canal de ventas, pero con mucho más glamour, autoridad y menos de "amiga, señora, señorita, señor, casera, amigo". Quedé fascinada ante tanta cosa, me parecía imposible poder acceder a un máster de ese nivel y también me quedé con la idea de que esa Dra. era como una encantadora de serpientes, no creo que haya algo que esa mujer no pueda hacer! Pensaba para mi.

Además de sacarme el clavo con la Administración como materia, me motivaba el deseo de aprender a cambiar las cosas; sentía que muchos pacientes no iban bien en mi lugar de trabajo y no necesariamente por error médico, sino más bien administrativo. Yo sólo pensaba que si aprendía a hacer las cosas que hacen los jefes, podría entonces generar algún cambio. A eso se resumió mi razonamiento y a las pocas semanas estaba tomando mi primera clase del MBA en Salud. En la entrevista, estaba la Encantadora de Serpientes y me preguntó por qué elegí esa escuela (estudio de mercado en el proceso de venta, a ella no se le escapa nada), le dije que fue la primera vez que veía un programa así. Y era la verdad, no averigüé otras escuelas; quedaba cerca a mi hospital, me gustó la propuesta, tenía amplias ventanas, no necesitaba más.

Sólo quedaba desarrollar el aspecto místico. Ahora pue, cómo sería la cosa? no conocía nada de eso y mucho menos a alguien serio que se dedique a ello. Un día estábamos filmando un comercial para el Instituto de Fotografía donde estudió mi enamorado, su hermano mayor se encontraba ahí y miró una pulsera que unos días atrás me regalara su hno (mi enamorado). Tuvimos una conversación algo así:

El: Esa es una madera sagrada, Sabías?
Yo: Uhmmm no. Cuéntame
El: Es hindú, allá veneran a la naturaleza, las vacas son sagradas y el arbol del que está hecha esa pulsera, también.
Yo: Esas cosas me gustan, estoy en un momento muy importante de mi vida. Siento que hay algo que debo encontrar, como que me está llamando. Por el momento me gustaría poder estudiar más de estas cosas.
Él: Te voy a enviar la página de un sitio donde puedes aprender.

Y me mandó el link, averigué, me contacté e hice el depósito correspondiente. Cosa curiosa, pasó un año antes de que pudiera ir en persona al lugar en sí (el depósito fue en un banco). Era otoño del 2013, tenía un año en el MBA, inmersa en las ideas amorfas/limeñas/gerenciales/empresariales y había aprendido a ver todo desde una perspectiva tipo "Qué es lo más rentable, cuál es mi ganancia, me conviene darte algo bueno para que gastes más en mi", ya me parecía una idea sosa estudiar cosas místicas o de medicina complementaria. Vale decir que a esas alturas ya me había dado cuenta que el  principal cambio que había aprendido a hacer en el MBA era el de incrementar el retorno de mi inversión al máximo, considerando la "Calidad" no como un arte o algo genuino, sino como una estrategia, un amague más para conseguir mayor retorno y elevar la barrera de acceso a la competencia, ese Porter es un loquillo. Así es como hay señoras que por unas pantuflas bordadas con un logo, están dispuestas a pagar mucho más por una prima para una clínica, antes que hacer algo por el prójimo y evitarse así tantas estúpidas migrañas. Repito, algunas. "En el amor, la guerra y los negocios todo se vale", es lo que dicen; me pregunto qué rayos hizo el amor para merecer estar en semejante categoría.

Un día me acordé cuando estaba cerca al lugar holístico y fui, quería mi dinero del depósito de vuelta. Estaban revisando los datos, ya para dármelo y en eso veo un panfleto en el mostrador, no sé, algo se movió en mi y me entró la curiosidad. Oh, vaya casualidad, en una hora sería la charla informativa de la formación. Me quedé a escuchar. La presentación no me convenció del todo, más que nada porque pregunté si daban alguna certificación, me dijeron que no (ya había aprendido a ver todo bajo una tela de juicio juicioso, vale la redundancia). 

No estaba del todo animada, sin embargo pensé "Bueno, después de todo, los martes los tengo libres, no pierdo nada viniendo. De paso que me distraigo". Finalmente lo que me hizo dar el paso fue que recordé que me había prometido no dejar pendientes en mi vida, entonces me inscribí. Llegó el primer día de clases, nos reunimos todos alrededor de un centro muy hermoso, con velas y flores. Todos descalzos, nos mirábamos tratando de adivinar los diferentes motivos por los que estábamos ahí. Yo tenía ya más de un año de feliz independencia, gozaba de una bella y sana nueva relación, me iba de maravilla en el hospital, en la maestría estaba satisfecha con mi rendimiento, me sentía plena. 

Entonces llegó mi turno de presentarme, eso no sería un inconveniente para mi. Estaba contenta de conocer nuevas personas y aprender cosas nuevas, estaba muy contenta.

"Mi nombre es Stephanie, soy médico y estoy aquí porque..."

Sin embargo nunca pude anticipar lo que pasaría en ese momento, algo que agradezco con toda el alma: empecé a llorar. Caí en la cuenta que no había llorado por mi separación (en ese entonces ya divorcio) hasta ese entonces. Había llorado antes, y mucho, pero desde que me fui, no. Me había sentido tan contenta de dedicarme a mi, sabía que había actuado con honestidad, sabía que las cosas con él estaban en claro, por qué lloraba entonces? Es una pregunta que no he podido responder sino hasta hace un par de días. 

La Crisacola es un mineral de formación secundaria, se forma en la parte superior de los yacimientos de cobre. Tiene energías poderosas y a la vez serenas, fomenta la feminidad, evoca al agua, la luna. Alude a las emociones y a la fuerza del yin (receptiva). Integra la conciencia cósmica con el estado de conciencia cotidiano, proporciona equilibrio emocional, calma la pena, el dolor y reduce la agresividad. Es la piedra de la paz pues evoca la calma interior y la comprensión, abriendo el camino hacia el perdón y el olvido. Permite que la persona descubra el poderío de la calma a través de sus sentimientos y pensamientos. 


Mi corazón se abrió. Desde ese día hasta hoy mi prioridad ha sido descubrir el verdadero origen de ese llanto, el cuál no ha sido tan sencillo de ubicar. Agradezco tanto que ese llanto razgó mi velo en el momento y punto preciso, hasta romperlo por completo.



REALIDADES PRÁCTICAS
  • Cabe mencionar que el pesar que viene al perder a un ser querido, sea por una ruptura amorosa, fallecimiento o distanciamiento; tiene 5 etapas: 
  1. Negación
  2. Cólera
  3. Porfía 
  4. Tristeza
  5. Aceptación
  • Habría que preguntarse en cual etapa estás.
  • No te engañes a ti mism@ ni trates de saltarte las etapas, tarde o temprano, tendrán que cumplirse todas. Felizmente.

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