lunes, 17 de noviembre de 2014

Gemas #8: Turmalina verde y Pirita

Hace tiempo cogí un revista y leí en un artículo que decía que tener un hábito "extraño" como comer yogurt con tenedor, podía definir la particularidad y autonomía de la persona. Ese artículo estaba en la última página, entonces me di cuenta que mi hábito "extraño" era leer las revistas de atrás hacia adelante. 

No pasa nada, en una revista no hay complejo de saber en que acaba, es más, considero que la última página suele traer cosas más ricas. En el caso de un libro puedes leer las últimas lineas y no entender nada, salvo que hayas leido al menos un capítulo antes (aunque puede que ni aún así). Con una película... ahí sí puedes regarla. 

En la Biblia dice un versículo "Piensa siempre en el final y acertarás". Andar a tientas puede ser en facto, muy costoso pero también a veces ser muy necesario.

Es válido cambiar de opinión?

Cuando empecé la residencia estaba como Pinky antes de alguna nueva misión con Cerebro. Como en las épocas del cole, alistaba mi maletín el día anterior con mi cuaderno de notas, mis lapiceros (hubiera deseado también llevar crayones) fotocheck y el bien más preciado: la tarjeta para el almuerzo en el comedor. 

En mis sueños de opio premonizaba para esa nueva etapa profesional, un campo clínico sumamente ciéntifico, elaborado, protocolizado, cuadriculado, oleado y sacramentado. Sí, esas cosas formales, científicas, secas y agrias que les gustan a los médicos. Grande fue mi sorpresa al encontrar que no fue así. 

No se trata de saber menos, no se trataba de falta de conocimientos o de capacidades intelectuales, mi tutor y demás mentores son médicos muy capaces. Ni qué decir. Se trataba de una brecha, una rendija, algo así como ese espacio entre la cocina y la barra por donde siempre pero siempre se te cae alguna migaja o resto de comida y que, hagas lo que hagas, tengas esa sensación de que algo no va bien pero igual las cocinas son diseñadas así y es "normal" que pase eso. Algo así. 

En este caso, por esa rendija estaban los pacientes que llegaban a consulta despues de 3 meses para ser atendidos en 10 minutos y salir como entraron: sin entender un comino de por qué estan mal, que se les está haciendo, como van a progresar y peor aun, qué pueden hacer ellos para estar mejor. Eso en el caso de los mas afortunados, porque la gran mayoría se iría para no recibir tratamiento hasta dentro de otros 3 meses más; cuando el tratamiento que reciba en ese entonces ya no será el correspondiente para el nuevo estado en el que se encuentre. 

Pasaron así las primeras semanas, recuerdo que estaba un día en una consulta viendo más casos, lo habitual. Se volvió a repetir la historia. Era como si cada consulta fuera una pequeña obra de teatro. Hubieron meses, años de preparación para que los "personajes" nos encontremos en ese momento. El médico probablemente desde que salió del colegio estuvo corriendo la maratón que lo lleve finalmente a ese momento en el que se encuentra frente a frente con su paciente. El paciente, por su parte, tomó una serie de decisiones a lo largo de su vida que de una u otra forma confabularon para que venga a dar ahí, con aquel preciso médico que ahora lo reciebe y tiene en frente. Toda esa serie de hilos dek destino que se tejieron, todas esas horas de desvelo, todos esos libros aprendidos, todas esas colas, llamadas para sacar citas, horas de viaje, incertidumbre para elegir una plaza, sacar un ticket, dejar de comer, dejar la familia, dejar el puesto de trabajo, aguantar el mal genio del guachiman y/o secretaria; todo, todo eso y más para simplemente encontrarse en el escenario, casi no cruzar miradas, información y mucho menos una sonrisa. Se acaba el encuentro y termina sin haber ejercido ningún cambio el uno en el otro. Se da una receta, una orden, una indicación; no se rompe el lazo pero sin embargo la continuidad no será entre el paciente y su salud sino entre el paciente y el sistema. 

Luego vinieron los hospitales top en USA y Colombia. Tuve la bendición de estar en la OAA, Asociación Americana de  Ortopedia, lugar donde se realizan los últimos avances en ortopedia y rehabilitación traumatológica. La infraestructura era óptima, el mapa de procesos era super LEAN, el plan estratégico y el alineamiento del personal con la visión de la organización era envidiable. Era justo lo cuadrado, agrio y métodico que deseé para mi sede de Residentado en un inicio. Sin embargo, igual estaba la rendija esa de la cocina. Solo que ésta era una cocina mucho más linda y costosa. 

Entonces? Qué sucede? El problema soy yo? Las rendijas de la cocina y del sistema de salud son normales? Le ponen más sabor al asunto? Se trata de inversión, conocimientos, leyes, alianzas estratégicas, políticos, planes, programas, investigación? 

Simplemente considero que no. Actualmente existen más recursos, conocimientos, tecnología y medicamentos que nunca antes; sin embargo la gente cada vez está más enferma. Lo más curioso es que actualmente las enfermedades más predominantes son las que no preominaban antes. Antiguamente la gente moría por peste o grandes pandemias infecciosas, luego vinieron las traumáticas con el devenimiento de las guerras y la era industrkal, a la fecha tenemos enfermedades crónicas de tipo psicológico, metabólico, cardiaco, oncológico, etc. Es como si atacáramos a nuestros cuerpos y ellos nos atacaran a nosotros. 

Es como si la enfermedad se hubiera trasladado de estar en el exterior, a estar dentro de nosotros. Ya no se trata de enfermedad, se trata de gente enferma. Estamos enfermos. Todos. 

La Turmalina ayuda a aumentar y enfocar la energía mental, para la creación y manifestación de metas. Se cree que es particularmente útil para la manifestación de creatividad y abundancia. La Turmalina verde aumenta la circulación de la energía espiritual, ayuda a aquellos que están desconectados de su espiritualidad a re encontrarse con su yo espiritual.

La Pirita, por otro lado, potencia la luz interior a fin de ver aquello que no está a simple vista. Ayuda a superar la inercia. 

Ya no quiero cosas cuadriculadas, estereotipadas, encasilladas, con elevado nivel de evidencia y recomendación pero nulo sentido espiritual o carente de propósito. No me interesa ser formal o intelectual, sólo quiero ser capaz de ayudar a sanar a las personas, incluso si hubiera que aprender a amar a la enfermedad.

Me niego rotundamente a llevar la mini obra sobre las tablas
del acto médico en modo zombie; sin tener sentido o trascendencia en el espíritu.  Mío y el de mis pacientes. 

✏ Realidades prácticas
  • Sigue tus instintos/voz interior/sol interior.
  • No te quedes callado
  • No aceptar las cosas solo porque "así fueron siempre" 
  • A veces es más sano cambiar de opinión.
  • No seas zombie.



Turmalina Verde


Pirita




Terminado el 12/5/2015


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